lunes, 7 de julio de 2008

ADICTO AL SEXO (2da. parte)

"La compañera" continuo tocando mi entrepierna, que cada vez se ponía mas y mas firme. Por mi parte, tocaba suavemente sus cenos. Seguimos así unos minutillos mas cuando de pronto, sentí como mi cinturón se aflojaba y el botón del pantalón se soltaba. Fue en ese momento cuando me dije: "joder tío, esta mujer en verdad quiere ser penetrada ¿que esperas?"

Al ser despojado de mi pantalón, sabia que era el momento preciso de hacer lo mismo y desnudar a "la compañera". Para ser sinceros, por un momento sentí un poco de nervio, ya que atravesó por mi mente una idea, de esas castrosas, diciendome que es lo que pasaría si me encontraran en la situación en la cual estaba... la olvide inmediatamente.

La fiesta continuo, estábamos teniendo sexo de lo mas rico y cotorro posible, en verdad se sentía muy bien. Los gritos de "la compañera" era muy altos. Al sentir sus mordidas en mi pecho, sabia que tendría marcas de su dentadura al día siguiente y sus uñas en mi espalda, eran las que me gritaban que no parara, que no dejara de penetrarla.

Como me sentía muy bien y sabia que "la compañera" estaba igual de bien que yo, no quería correrme, comencé a pensar en gente muerta, cuerpos mutilados, perros aplastados por carros, borrachos tirados de pedos en las cantinas, en cagada casi diarreica y apestosa, pensaba en lo mas repugnante que pudiera existir para mi en este mundo, solo para aguantar y seguir sintiendo las uñas de "la compañera" por mi espalda.

Repentinamente apretó mas su cuerpo contra el mio, me gritaba que no parara, que me siguiera moviendo, yo apretaba mas y mas, cuando, sentí como explotaba, como derrochaba toda esa energía de su cuerpo. Fue ahí cuando la libertad llego a mi y comencé a empujar con mas fuerza, era mi turno de terminar.

Sentí correr dentro de mi a mis guerreros, ese pequeño ejercito que producimos en nuestro interior cuando de pronto, "la compañera", asustada, me dijo:
-No mames magnifico señor sin pertenencia, ahí vienen-

Se separo de mi, me avento y mi ejercito cayó en la mesa de trabajo. Fue en ese momento cuando la puerta se abrió y entro el encargado de la cámara de Gesell.

Por el momento dejare aquí esta segunda parte. Se que tarde mas de una semana en escribir nuevamente, de cualquier forma, aquí esta esta segunda entrega. Espero que la lean y critiquen lo que quieran y puedan.

ATTE: EL SEÑOR SIN PERTENENCIA