jueves, 16 de diciembre de 2010

EL CAMINO DEL EBRIO REFLEXIONES SOBRE UN HEROE

































Por años se ha analizado el camino del héroe y la construcción de un mito. El camino del héroe está implícito en casi todo lo que leemos, vemos o contamos. Decidí basarme en un héroe y una aventura real, sólo para probar que todos nacemos y nos despertamos a diario siendo héroes con posibilidades infinitas, con todo el mundo a nuestros pies...Hasta que abrimos la boca.


El despertar en un mundo ordinario.- Nuestro héroe se encuentra despertando en su cotidianidad. Él es cualquier hombre, cualquier borracho, este hombre es todos los hombres. Revolcándose en sus sabanas, sintiendo un infierno en el estomago, sintiendo el eterno danzar del diablo golpeteando con su trinche las paredes de tejido endotelial y de mucosa gástrica. Sintiendo cómo una rata araña y roe su corteza cerebral. Este hombre es cualquier borracho en la cruda manoteando el aire, y pidiendo a Dios que se lo lleve. Este hombre es Ricardo Lugo, director de la revista.


El llamado a la aventura.- Ricardo se estremece en sus sabanas, en su mundo cotidiano. Orando por unos buenos chilaquiles y quizás un clamato preparado, cuando ocurre lo inesperado, lo mágico. El Heraldo se presenta ante nuestro Héroe ofreciéndole la posibilidad de una aventura, convocándolo a una travesía que sólo él puede cumplir, invitándole a repartir un mensaje. Y así, como Luke Skywalker tuvo un heraldo colorido llamado “Arturito”, de naturaleza extraña y de tierras lejanas. Ricardo tendrá por heraldo a un hombre del norte, de mucho beber, de pocas palabras, de gusto por los tables y de disgusto por las botas norteñas. Este heraldo de tierras lejanas llevaría el nombre de “El Tampico”. El Tampico llega con su llamado a la aventura, un mensaje concreto y certero, que invita a nuestro héroe a debatirse lo mismo en el Salón Florida, que en la cantina el Tío Pepe o en un sórdido 2x1 del sangron´s de los azulejos. El mensaje del Tampico sería: “¿Tonsss, Qué pedo güey?”


Rechazo al llamado y encuentro con el mentor.- Los héroes, al venir de un mundo ordinario, son necios e incrédulos como todos los hombres. El héroe rechazará el llamado de primera intención, pues implica dejar su mundo cotidiano y su estado de comodidad. En el caso de Ricardo, implica sobrellevar la cruda y envenenar el cuerpo de nueva cuenta, una empresa nada sencilla. “Ay no mames, me siento de la chingada” piensa el héroe, mientras tamborilea los dedos en el teclado de su celular. “Pinche Tampico insufrible, segurito va querer bajarse un frasquito en el Florida el mamón....no, ¡no mames!”, reflexiona el héroe a punto de mandar al demonio el llamado, pero siempre habrá un maestro, una fuerza sobrenatural que haga al héroe aceptar y reconocer su vocación, que lo proveerá de las armas y conocimientos necesarios, para que triunfe en su camino. Y así como el Rey Arturo tuvo a Merlin, Luke tuvo a Obi-Wan, Dahl tuvo al Tío Oswald. Ricardo tendrá su gusto incondicional por la música, la literatura, la condición humana y el trago. Los azotes emocionales de Guty Cardenas, el trago, las apuestas empedernidas y los 20 hijos de Bach, el desparpajo coloquial y la galantería de tianguis de Enrique Cuenca Marquez y Eduardo Manzano, los compases calientes, las manos ágiles y arrabalescas de la Sonora Ponseña, la arrogancia y la soflama de caricatura de Roald Dahl, la eterna y rota búsqueda de Charlie Parker y el corazón de los hombres. “A las 3 en metro Hidalgo”, es la respuesta de nuestro Héroe.


Pruebas, aliados y enemigos.- El héroe debe emplear sus talentos y sus conocimientos, para superar una serie de pruebas que irán forjando su mente y templando su carácter. En el cine es común ver estas pruebas ser superadas al compás de una melodía conmovedora, y si Rocky Balboa tuvo su Hearts on Fire al entrenar en una nevada montaña de la URSS, Ricardo seguirá sus pruebas al acomodo en bolero de Estrellita de Manuel. M. Ponce y de Me sacaron del Tenampa de Cornelio Reyna. La vida del borracho no es fácil y, al igual que la vida de un perro callejero, son muchas las pruebas frente a Ricardo: “Tráigame un Vodka con jugo de limón y agua mineral, ¡Sin cascarita por favor! ¿Seguro, qué este tequila no es de los que dejan ciego? ¿Seguro, qué la señorita sólo me va a cobrar por esta pieza? No, no, ciérreme la cuenta de lo que llevamos hasta ahorita y después me abre otra para no confundirnos ¡Joven!, si le pido otra cosa, ya no me sirva ¡Ya no me haga caso, que ando borracho! Vámonos de aquí, antes de que surja un derramamiento de sangre. Hay que irnos por donde no pasa el alcoholímetro”.



Prueba final y cruce del umbral vida/muerte.- Todos los héroes deben de cruzar su prueba máxima, aquella prueba que mostrará de qué está hecho y lo pondrá en un umbral entre la vida y la muerte. Domar a su Can Cerberos, asesinar a su gorgona, recuperar la tierra prometida, meter un penal o penetrar a una mujer. “Tonss, mira güey, que señorita tan hermosa pinche Ricardo güey, justita en sus cuarentaitantos” anuncia el Tampico, mientras Ricardo voltea a ver el umbral que lo definirá. Una mujer de cuarenta años con la mirada perdida en el interior de su vaso, las fosas nasales dilatadas y enrojecidas de aquellas noches de ginebra, novelas baratas, música rota y de descanso inconciliable. El lápiz labial corrido de aquellos besos robados por hombres, cuyo nombre no se acuerda y no le importa acordarse. De las medias desgastadas que la hacen debatir entre la vergüenza y la excitación. Del dedo marcado por el anillo de bodas, que alguna vez le dio un hombre con promesas de amor eterno, de romperse el hocico por ella, y de que ella, y sólo ella, sería la única mujer en su vida. Ella es la prueba final de nuestro Héroe. Ella es la mujer que nuestro Héroe necesita, porque esa mujer es todas las mujeres. Es el umbral entre la vida y la muerte.


Ricardo se levanta y bebe de su vodka Ricky, camina con pasos ingravidos como si hubiese muerto, como si su alma lo hubiese abandonado, porque las almas son lo que le da peso al cuerpo. Se detiene a sólo unos pasos de ella, todo lo que nuestro Héroe conoce y sabe de la vida, puede no ser suficiente para esta mujer. Los dedos de Ricardo impotentes y chorreantes de hielo, vodka, babas y sudor se mueven sutilmente en su vaso. “¿Cómo abordar a tan espléndida mujer?” piensa, mientras busca una línea de apertura, una primera, pero mortal estocada. Y, tal cual sucede en el boxeo, nuestro héroe suelta un derechazo inesperado. “Buenas noches linda señorita, perdone usted mi osadía y mi atrevimiento, pero me permitiría invitarle una copa”. Ella sólo mira al Héroe sin respuesta, lo petrifica y lo asesina con su silencio. No hay momento más similar a la muerte, que esos pequeños segundos en los que un hombre espera respuesta de una mujer. Pocas personas entienden lo avasallador y mortal de eso breves silencios, por eso no todos hacen música. Ella como queriendo meter al héroe en shock, le contesta de golpe “No y déjame en paz, lárgate de aquí”.


Resurrección y Regreso al mundo ordinario. El héroe regresa despedazado, convertido en cenizas. Cabizbajo saborea su derrota y se pregunta “¿qué habrá ido mal?,¿Por qué habré fracasado?”, mientras camina de regreso a su mesa y decepcionado del resultado, se da cuenta de lo que ha ocurrido. Sabe que es momento de regresar a la mesa a continuar la peda, que no es más que otro borracho más, tratando de conseguir una mujer que es demasiado para él. Sabe que resurgirá y volverá, que mañana será otro día para recibir otro llamado del Tampico. Que él ha cambiado muy dentro de sí, con el mayor de los mensajes. Que ahora sabe una verdad irrefutable, que: “Buenas noches linda señorita, perdone usted mi osadía y mi atrevimiento, pero me permitiría invitarle una copa”, no es una línea que resulte con las cuarentonas divorciadas en el salón Florida, que quizás esa linea no funcione en ningún lado. Le sobreviene una felicidad tranquilizadora al darse cuenta de esto y tomar un sorbo más de vodka. Ricardo se detiene y voltea de soslayo a ver a la dama, se sonríe y piensa: “En verdad que cada mañana todos amanecemos siendo héroes, dueños indiscutibles del universo. Hasta que abrimos la boca”.