domingo, 15 de junio de 2008

ADICTO AL SEXO (1era. parte)

-Soy adicto al sexo.- Fue lo único que me vino a la mente y sirvió.

Martes a las 15 horas. Ya no había casi nadie en la escuela. A esa hora la mayoría de la gente prefiere ir a comer algo o largarse a su casa. Por mi parte, tenia que esperar a que dieran las 17 horas, ya que iba a hacer una entrevista en la escuela, en la cámara de Gesell. Dicha cámara se encuentra ubicada en el ultimo piso de un edificio, el cual nadie visita, porque no hay motivo por el cual subir, a excepción de utilizar la cámara. En la escuela, esta herramienta, normalmente la usan solo los imbéciles de psicología o pedagogía. Yo soy uno de esos imbéciles.

Después de unas pesadisimas 2 horas de espera para poder subir a la cámara, por fin subí y note que no era el único que trabaría ahí. Iba llegando a dicho lugar, cuando observe que ya estaba instalada una de mis compañeras. No sabia de la presencia de mi compañera en este trabajo. El maestro nunca me informo al respecto, únicamente me dijo que tenia que apartar la cámara para esa hora, tenia que conseguir a una persona para realizar la entrevista y no mas. Quería los resultados para el viernes de esa misma semana.

Al parecer mi compañera tampoco estaba al tanto de mi presencia. Llego el paciente y bueno, nos pusimos a trabajar. Después de una hora de entrevista, dimos por finalizada la entrevista. Explicamos el modo en el cual entregariamos los resultados al paciente y se retiro.

Casi mueriendo, no se si de hambre o de la pesades de estar todo el día metido en la escuela, comencé a recojer el material. En ese momento, cuando estaba a punto de retirarme, mi compañera, a la cual llamaremos... "la compañera", me dijo:

-Oiga magnifico señor sin pertenencia, pensé que nos tardaríamos mas en la entrevista, por lo tanto, aparte la cámara de gesell una hora mas ¿podría esperarse conmigo a que de la otra hora?

Como soy todo un caballero, no pude negar dicha incitación y evidentemente, mi entrepierna... tampoco.

Estábamos platicando de puras estupideces, con la mayoría de las mujeres, es de lo único que se puede platicar. Cuando encuentren a una con la cual se pueda platicar de otra cosa, tirenme un bipazo. La platica continuaba, de pronto, en un instinto de lo mas animal e irracional, como muchas mujeres llamaran, me abalancé sobre "la compañera y la bese.Me retiro inmediatamente y dijo:

-Magnifico señor sin pertenencia, por favor deténgase ¿ya vio donde estamos? Puede que las autoridades suban en cualquier intante y nos corran- me dijo.

-Pero si yo únicamente te iba a besar, a nadie castigan por besarse y mucho menos los corren. Estoy de acuerdo en que estudiamos en una escuela donde la santa inquisición se queda corta en comparación con esta mierda, pero sus leyes fascistas no llegan a tanto.- conteste yo.

-Tienes razón magnifico, vamos a besarnos, pero solo eso. Que no pase a mayores, ¿de acuerdo?- dijo un tanto nerviosa.

Creo que esta por demás decir que acepte a sus tratos. Poco a poco, la intensidad de los besos subió de tono. Como todo un cerdo, comencé a tocar las partes prohibidas de "la compañera", por consiguiente, ella comenzó a tocar mi entrepierna...

Por el momento dejare hasta aquí el relato, la siguiente semana subiré la segunda parte de tres. De esa forma es como tengo pensado relatar esto, de lo contrario, se volverá demasiado largo y tedioso leerme.

ATTE: EL MAGNIFICO SEÑOR NADIE Y SIN PERTENENCIA